Washington.- Mientras los estadounidenses se preparan para elegir a su sucesor, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentó sus polémicos siete años de mandato como un momento de cambio positivo e implícitamente instó al público a elegir a otro presidente demócrata para que los continúe sus duramente conseguidas medidas en materia sanidad, cambio climático e Irán.
Ante un hostil Congreso dominado por republicanos y con un país sumido en una accidentada y en ocasiones airada campaña presidencial, Obama utilizó su último discurso sobre el Estado de la Nación para ofrecer una visión positiva de su gobierno y del futuro. Replicó a sus críticos, pesimistas y a los aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia, pero también admitió su fracaso en transformar la agria política del país e unir a la nación.
Con un año de mandato aún por delante, presentó esa tarea como más urgente que nunca y pidió a los votantes a dar la espalda a las voces más duras y trabajar juntos.
Propuesta de unidad
“La democracia se detiene sin un voluntad de compromiso, o cuando incluso los hechos más elementales se ven discutidos”, dijo Obama. “Nuestra vida pública se marchita cuando sólo se presta atención a las voces más extremas”.
En una admisión de que cambiar Washington no es tarea para una sola persona, Obama pidió a los votantes que cambien el sistema en sí al exigir menos dinero en la política, distritos electorales trazados de forma más justa y más acceso al voto.
“Hay mucha gente en esta cámara que querría ver más cooperación, un debate más elevado en Washington, pero se siente atrapada por las demandas de ser elegidos”, dijo Obama a un Congreso con pocos visos de seguir sus indicaciones, aunque muchos legisladores podrían estar de acuerdo con su petición.
“Este es uno de los pocos remordimientos de mi presidencia, que el rencor y la suspicacia entre los dos partidos ha empeorado en lugar de mejorar”, dijo.
Obama hizo varias alusiones sarcásticas a los republicanos que aspiran a reemplazarlo, aunque sin mencionarlos por su nombre, unas semanas antes de que comiencen las primarias en Iowa y New Hampshire. Criticó la negatividad de Donald Trump, que promete mantener a los musulmanes fuera del país y “Hace América grande de nuevo”, y la promesa del senador Ted Cruz de “bombardear” al grupo Estado Islámico.
“Cuando los políticos insultan a los musulmanes… eso no nos hace estar más seguros”, dijo. “Simplemente está mal. Nos socava a ojos del mundo. Hace más difícil que alcancemos nuestros objetivos”.
Una nación poderosa
En otro momento, Obama dijo que “cualquiera que afirme que la economía de Estados Unidos está en declive está en el terreno de la ficción” y en otro momento dijo “Estados Unidos es el país más poderoso del mundo. Punto. Ni siquiera está a debate”.
En referencia a la amenaza del terrorismo en todo el mundo, Obama defendió su lucha contra los milicianos del grupo Estado Islámico, y señaló: ”Nuestra respuesta debe ser más que solo palabras o llamados a bombardear a civiles. Eso podría funcionar como un buen audio para televisión, pero no es admisible en el escenario global”. Cruz no asistió al discurso, aunque otro de sus rivales en las primarias, el senador de Florida Marco Rubio, sí estaba presenta.
Trump hizo su propio comentario en Twitter, señalando que el discurso era “muy aburrido, lento, letárgico, ¡muy difícil de ver!”. Los republicanos en el Congreso empezaron sus réplicas antes incluso de que hubiera terminado.
Obama se dirigió a un Congreso animado con las mayorías republicanas y que ya elabora una estrategia con un posible sucesor republicano, empezando por revocar la ley de seguro médico de Obama. Detrás del presidente se sentaba el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, de Wisconsin, que la semana pasada celebró haber enviado por primera vez un texto a la mesa de Obama contra la legislación sanitaria.
Ryan restó importancia a las palabras del presidente, y en un comunicado señaló que “no puedo decir que esté decepcionado por el discurso porque no esperaba mucho”.
Obama defendió su programa sanitario el martes, afirmando que millones de personas han conseguido cobertura “y nuestras empresas han creado empleos cada mes desde que se convirtió en ley”. En la respuesta demócrata al discurso, la gobernadora de South Carolina, Nikki Haley, reiteró la promesa de su partido de “poner fin al desastroso programa sanitario y cambiarlo por reformas”.
Sin embargo, en un comentario similar al mensaje de Obama, Haley alertó contra la acalorada campaña retórica sobre los inmigrantes y minorías por parte de algunos republicanos, reflejando las profundas divisiones del partido mientras lucha por unirse y evitar que Hillary Clinton u otro demócrata sustituya a Obama.
“En momentos de ansiedad, puede ser tentador seguir los cantos de sirena de las voces más coléricas”, dijo Haley, hija de migrantes indios.
Pendientes sin resolver
Aunque el discurso del martes no incluyó muchas de las propuestas habituales en estas ocasiones, Obama sí tuvo algunas e incluso arremetió contra un Congreso mayoritariamente hostil a sus planes.
Mencionó iniciativas que no tienen esperanza de prosperar, como la reforma migratoria y el cierre de la prisión en la bahía de Guantánamo, Cuba. Pero Obama se aferró a la esperanza de que pudiera alcanzarse un compromiso, incluso con un gobierno dividido en campaña electoral, en cuestiones como buscar una reforma de la justicia penal, promoción del comercio y el combate al abuso de opiáceos.
También celebró el acuerdo climático de París y envió un mensaje a sus detractores al afirmar que “Miren, si alguien sigue queriendo negar la ciencia sobre el cambio climático, adelante. Estarán bastante solos”.
El vicepresidente, Joe Biden, se sentaba a su espalda. Obama mencionó la muerte del hijo de Biden por un cáncer el año pasado y encargó al vicepresidente que lidere una nueva iniciativa nacional para combatir a la enfermedad.