La Unión Europea, desde su creación después de las ruinas que dejó la II Guerra Mundial, ha funcionado como un organismo de cooperación que le ha permitido a los países miembros vivir medio siglo de prosperidad y paz.
Pero esa estabilidad en los últimos años se ha visto empañada por las sombras del terrorismo, la inmigración africana y la crisis de refugiados.
Los dos ataques terroristas ocurridos en el aeropuerto y el metro de Bruselas que causaron más de 30 muertos y 230 heridos, han alertado a Europa sobre la eficacia de sus medidas de seguridad y el resultado de su lucha contra el ISIS, pero sobre todo han mandado un mensaje claro de alerta sobre la protección que la UE está ofreciendo a sus naciones y cuidadanos.
La UE, formada como un bloque de unidad y cooperación económica entre 28 países, se está cuestionando si sus acuerdos de protección militar son efectivos o si deberían ir más allá para enfrentar como bloque la terrible realidad del terrorismo yihadista, que arroja la inevitable incognita: ¿Quién será el siguente?
Hasta ahora, los países miembros en materia de protección e inteligencia no han podido llegar a un acuerdo conjunto para toda la UE debido a las profundas diferencias entre sus servicios de seguridad y porque la mayoría han preferido mantener en secreto su modo de operar.
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento Europeo, Elmar Brok, dijo a los medios de comunicación que es necesaria una mayor colaboración entre los servicios de seguridad europea, y aseguró que de los 28 miembros sólo 5 comparten información de seguridad a la Europool.
“Alemania no está entre estos 5, es urgente frenar esta historia de secretos entre los servicios de seguridad nacional en Europa”, agregó.
El ataque a Bruselas ha aumentado el desprecio contra refugiados
El temor más grande ahora es que el ataque a Bruselas alimente el espíritu anti-refugiados que ya prevalece con fuerza en algunos países europeos como Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia y Austria, entre otros.
Polonia, quien se había comprometido a recibir 7 mil refugiados, declaró a la TV privada Superst, a través de su primer ministra Beata Szydlo que “por lo que ha ocurrido ayer en Bruselas no estamos de acuerdo en recibir ningún grupo de inmigrantes”.
Alemania liderada por Angela Merkel aceptó grandes cuotas de refugiados sirios, no sin pagar un alto precio por esta decisión.
Al interior de su país la canciller alemana está lidiando con los levantamientos populares xenófobos que se oponen a su política de puertas abiertas a refugiados, mientras su imagen política se deteriora cada día más.
Problema de la migración africana: en el limbo
Estamos frente a una Europa que más de una ocasión se ha mostrado incapaz de resolver con templanza problemas como la inmigración africana que arriba por el Mediterráneo y entra a Europa por Italia, donde sólo en 2015 alrededor de 2 mil inmigrantes perdieron la vida al intentar llegar a suelo europeo en busca de una vida mejor.
Este problema de la migración africana quedó en el limbo el año pasado cuando fue opacado por el éxodo de millones de refugiados sirios, considerada la mayor crisis migratoria mundial de prófugos provenientes de un sólo país, en la historia reciente.
Esta situación provocada por la violencia y las miserias de la guerra en Siria está obligando todos los días a miles de familias a escapar para tratar de encontrar en los países ricos de Europa un refugio seguro.
Después del vértice entre la UE y Turquía para buscar un alivio temporal a la crísis de refugiados, finalmente la semana pasada se aprobó por unanimidad un acuerdo para frenar el flujo migratorio hacia Europa.
Turquía, que ya ha alojado a más de 2 millones de refugiados, recibirá a los inmigrantes que no puedan presentar solicitud de asilo. A cambio la UE le dará 3 millones de euros para el sostenimiento.
A su vez, la UE apresurará los trámites para que Turquía sea adherida como país miembro.
Por cada refugiado que llegue a Turquía la UE dará estaus legal a un ciudadano turco.
Duró poco el sabor de este pequeño triunfo que el martes por la mañana se vio ensombrecido por los terribles ataques a Bruselas.
Europa luce ahora abatida y cada vez más lastimada por el terrorismo y sus crisis internas. La falta de acuerdos comunes entre los líderes de sus países miembros y las discordias en el Paramento Europeo están debilitado poco a poco su imagen de unidad.
El proyecto de integración europea, único en el mundo, ha sido mucho más que un conglomerado de países: ha dado grandes pasos en materia de cooperación económica, civilidad, libertad y derechos humanos, y ahora se enfrenta a los dos grandes retos de esta era: Combatir el terrorismo y ofrecer una respuesta humana y sensible al problema de refugiados e inmigrantes.
El único modo que tiene la UE para conservar su esencia es apelar con fuerza a su espíritu original de unidad y abrir su visión hacia el nuevo humanismo que demandan las sociedades de este tiempo.