Esferas navideñas de vidrio soplado

En México, los pueblos de Tlalpujahua y Chignahuapan son los principales productores y exportadores a nivel nacional e internacional de las artesanales esferas

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Las esferas navideñas de vidrio soplado son una artesanía mexicana que hoy en día sigue brillando en todo el mundo. No hay Árbol de Navidad en México que no luzca el esplendor de las coloridas esferas.

En México, los pueblos de Tlalpujahua, en Michoacán y Chignahuapan, en Puebla, son los principales productores y exportadores a nivel nacional e internacional de las artesanales esferas que son realizadas totalmente a mano, una por una, lo que garantiza que nunca va a haber una igual a la otra.

Y aunque han estado a punto de acabar con esta tradición, por la invasión de esferas chinas, ambos pueblos están dando la batalla, incrementando su producción y mejorando sus diseños, ya que de esta industria se mantienen alrededor de 600 familias en ambos pueblos.

Origen y significado de las esferas

De acuerdo a la religión católica, las esferas del Árbol de Navidad, simbolizan las oraciones durante el Adviento, y su origen data de la época de San Bonifacio (680-754), quien ponía manzanas en el árbol, que luego se fueron cambiando por esferas y a través de los siglos se le han dado distintas connotaciones, como la de los colores, que simbolizan las oraciones, se asegura que el rojo, es el de las peticiones; el azul el arrepentimiento; el dorado, las alabanzas y el plateado, agradecimiento.

Tlalpujahua

“Entre los cerros se esconde el más hermoso regalo de Dios… Tlalpujahua”, señalan orgullosos los artesanos de Tlalpujahua, Michoacán, un Pueblo Mágico, dedicado cien por ciento a la fabricación artesanal de esferas de Navidad.

Con casi 300 talleres en todo el pueblo, la producción de esferas alcanza 90 millones de piezas, cuyo destino en un 80 por ciento, es la exportación a Estados Unidos, donde les es reconocida su calidad por encima de la esfera china.

El origen de esta actividad en Tlalpujahua, se le reconoce al señor Joaquín Muñoz Orta, quien en los años 50 radicó en Chicago, Estados Unidos, allá se familiarizó con la fabricación de árboles de navidad, gusto que trajo a la Ciudad de México en 1960, donde comenzó a hacer esferas de vidrio soplado para el árbol.

Sin embargo, oriundo de Tlalpujahua, él y su esposa María Elena Ruiz, decidieron en 1964 poner el taller en la casa que tenían en este, su pueblo, enseñando así a varios conocidos, dando pie a la creación, en 1965 de la empresa “Adornos Navideños”, la primera en producir, comercializar y exportar las esferas navideñas mexicanas de vidrio soplado.

Hoy dirigida por su hijo José Muñoz Ruiz, esta empresa cuenta con más de 500 empleados que producen 40 millones esferas al año, que en su mayoría le compran en Estados Unidos y Canadá, para comercializarlas y “exportarlas”, incluso a México, aseguran los artesanos de Tlalpujahua.

La historia refiere que el pueblo entero se volcó a hacer las esferas, luego de que en la década de los 60, cerrarán las minas, actividad primordial del pueblo hasta entonces.

“Puedo asegurar que la esfera de México nació en Tlalpujahua y nos sentimos orgullosos de elaborarla; en Tlapujahua hacemos las mejores esferas del mundo”, señala José Muñoz.

Chignahuapan

Enclavado en la Sierra Norte de Puebla, Chignahuapan es un Pueblo Mágico que cuenta con más de 200 talleres familiares dedicados a la elaboración de esferas navideñas, produciendo al año alrededor de 70 millones de piezas al año, que son distribuidas en México, Centroamérica y Estados Unidos.

Bajo el manto sagrado de la Purísima Concepción, que con su imponente figura de 12 metros de altura, inspira los chignahuapenses a liderar con esta actividad la economía de la región, cada año la producción ha crecido, debido a que han ido evolucionando en formas y modelos.

Manuel Artega, artesano de Chignahuapan, reconoce que el origen de la fabricación de esferas está en Tlalpujahua, Michoacán y fue el señor Rafael Méndez, quien ahí aprendió la técnica para hacerlas y en 1965 llevó a Chignahuapan la elaboración de esferas, enseñando a cuatro familias a producirlas.

“Aquí somos muy habilidosos con las manos, muy creativos y eso ayudó a que se asentara aquí esta artesanía, y aunque el señor trajo la técnica de Tlalpujahua y ellos no sé de dónde, son diferentes, porque cada pueblo tiene sus gustos, las de nosotros las piden mucho porque tienen diseños modernos y dicen que se rompen menos, porque las hacemos con vidrio alemán, pero igual allá hay buen producto, los dos pueblos nos sostenemos de esta artesanía, pese a que el producto chino nos ha invadido, con una competencia muy desleal”, refiere el artesano, quien lleva 40 años dedica a la producción y comercialización de esfera navideña.

Orgulloso de su labor, Arturo Herrera Olvera, señala que su familia es de las cuatro que fundaron esta tradición en Chignahuapan, por tanto es de las de mayor experiencia y prestigio, al grado de haber sido seleccionados en 2010 para llevar al Vaticano una Virgen y dos árboles decorados con esferas con la bandera del Vaticano.

“Estamos muy orgullosos de lo que hacemos y vendemos al mundo, porque todo es hecho a mano, todo es soplado uno por uno con tubos de vidrio que vamos trabajando y sometiendo a un proceso de nitrato de plata, lavado y decorado, es por ello que podemos asegurar que ninguna esfera es igual a otra, parecida sí, igual no, porque no hay moldes, ni para pintarlas, todo es a mano”, indicó.

Desde 1995, Chignahuapan realiza del 27 de octubre al 2 de noviembre la ferian Nacional del Árbol y la Esfera”, pero la producen y comercializan todo el año.

Este Pueblo Mágico de gran belleza tiene como atractivos su Plaza de Armas, donde se luce un precioso Kiosco de estilo Múdejar, que mira la imponente Parroquia de Santiago Apóstol, además del Santuario de la Inmaculada Concepción, con su imagen de 12 metros de altura.