Como cada año desde hace 27, la familia Cisneros abre las puertas de su hogar a familiares, amigos y vecinos para rendirle homenaje a la Virgen de Guadalupe.
El miércoles, esta familia mexicana que reside en el norte de Phoenix, celebró un aniversario más de la aparición de la Morenita del Tepeyac, Emperatriz de América, en un ambiente de religiosidad único de aquellas personas que viven su fe con devoción.
Es el caso de Yesenia Cisneros, quien asegura que a lo largo de su vida ha tenido muchos “milagros” por los cuales siente agradecimiento con la Virgen de Guadalupe.
Este año en particular dice estar agradecida por el “milagro” de haber obtenido una tarjeta de seguro social y una visa de trabajo del programa de Acción Diferida del presidente Obama.
“Llevaba dos años batallando para conseguir el permiso de DACA, hasta que un día una tía me dijo que pidiera a la virgencita con mucha fe, lo hice y ahora ya tengo la tranquilidad del alivio migratorio”, cuenta.
Yesenia dice no tener duda que la fe en la Virgen de Guadalupe produjo el “milagro”. Pero así como este ejemplo, dice tener muchos que a lo largo de su vida atribuye a la devoción de su familia a la virgencita.
“Cada año nos reunimos para darle gracias a la virgen porque tenemos salud, estamos juntos y tenemos un techo”, señala.
En su casa el ambiente es de fiesta; al rosario colectivo le sigue la tradicional danza de los Matachines que contrataron especialmente para esa noche; la noche de venerar a la virgen morena.
Según la tradición, la “Patrona de México” se le apareció cuatro veces al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac. El último de esos milagrosos encuentros tuvo lugar el 12 de diciembre de 1531.
Jorge Trianas, inmigrante de Zacatecas es el coordinador del grupo de Matachines que bailó en la casa de los Cisneros.
Según cuenta, él se ha dedicado a las danzas desde la edad de siete en su ciudad natal. Al tiempo de emigrar a los Estados Unidos, dice, se acercó a la iglesia para buscar dónde continuar su afición a las danzas.
Fue en una iglesia católica del Valle, donde comenzó a reclutar bailarines para formar su grupo de Matachines que cobra vida cada 1 de diciembre y se vuelve a ausentar el 14.
El día 12 de diciembre tienen una presentación especial en la capilla de la iglesia Sagrada Familia.
Trianas cuenta que originalmente su grupo de Matachines se formó con el propósito de venerar a la virgen en las celebraciones de la iglesia, pero poco a poco varias familias por todo el Valle del Sol los han ido solicitando para que vayan a danzar en sus hogares.
El común denominador en las familias que piden las danzas, afirma, es el agradecimiento. “Las familias están agradecidas con la Virgen de Guadalupe por algún milagro o sanación de un ser querido”, menciona.
Trianas dice que bailar la danza de los Matachines o tocar el tambor en un homenaje a la Virgen de Guadalupe es su manera de dar las gracias por todo lo que ha tenido en su vida.
“Cada vez que me pongo el traje (de Matachin) se me llenan los ojos de alegría y me dan ganas de seguir haciéndolo”, sostiene.
El miércoles, el hogar de los Cisneros y la quietud del vecindario se vieron interrumpidos, por espacio de una hora, por una veintena de danzantes con coloridos vestuarios típicos de los también conocidos como soldados de la Virgen de Guadalupe.
Al término de la celebración todos los invitados pasaron a la mesa de los Cisneros a comer tamales y tomar el tradicional champurrado.
Alrededor de todo el Valle del Sol se esperan celebraciones del Día de la Virgen de Guadalupe esta noche en diferentes iglesias y hogares.